martes, 7 de octubre de 2008

Cosas del tiempo

En Chingaza

El camino parecía eterno, no era posible suponer cuánto faltaba para llegar, entre otras cosas porque no teníamos muy claro, a dónde esperabamos llegar.

Pasaron muy pocos carros y solo a uno de ellos le pedimos información, en ese momento todavía estabamos lejos.

Hubo momento en que pareció que el camino, no se iba a acabar nunca. También hubo muchos momentos en los que queríamos que el camino por fin se terminara.

Hay cosas que ya no sirven, algunas se dañan y por eso se abandonan. Otras se abandonan cuando se dañan. En todo caso, el camino está lleno de cosas que dejaron de funcionar, que dan cuenta de una historia de mucho tiempo atrás, pero que no deja ver si quedaron abandonadas por dejar de servir, o si fue el abandono el que las dejó en ese estado.

Hay muchas cosas en el mundo que parecen tener tiempo propio, y que transportan a un momento que no es el mismo que uno cree estar viviendo.

Y hay cosas, como las bellezas que se ven en Chingaza, que hacen querer preservar los momentos, hacerlos largos y profundos, para quedarse sentado y sonreír.

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