Buscando un rincón pequeño para llorar
donde sin importar el volumen de mi llanto
nadie lo escuche.
Donde mostrar mi tristeza -y que no se vea-
una que me persigue hoy, que me mal aconseja
una que me tiene atrapada
y que no me deja respirar, ni sonreír, que casi no me deja vivir.
Un rincón donde dejar el llanto
para no cargarlo en medio del silencio
que deja a la luz cualquier secreto.
Un espacio donde en principio
quepamos mi llanto y yo
por unas horas
y en donde eternamente
pueda reposar ya sin mí.
San Agustín, Huila, Colombia. 2011 |