domingo, 10 de julio de 2011

¿Cuántas veces he nacido? Pregunta

Día 1. 

Rumbo a San Agustín desde Bogotá.
Fue bueno saber que había una ruta directa y que no teníamos que hacer paradas en Neiva o Pitalito, tampoco las íbamos a hacer en Altamira como era el plan, porque allá, para ese momento, ya no había plan. 

Es una lástima que a través de la página de La terminal de transporte de Bogotá aún no se puedan comprar los pasajes, pero al menos allí aparece la información de las empresas, los horarios y los costos de los viajes. Por suerte, conseguimos el pasaje para las tres de la mañana del sábado 2 de julio, nos tardamos doce horas en llegar, pero quienes viajaron desde las 9pm del viernes 1 de julio, tardaron cerca de 16 horas. No quiero recordar la banda sonora del viaje... pero estaba a todo volúmen la música del conductor. El viaje fue largo, y se sintió excesivamente largo. No conocíamos el camino y nos pareció eterno. 

Teníamos reserva para la noche del sábado en el Hotel Pachamama que es más bien una posada, ubicada cerca al pueblo de San Agustín, con una vista hermosa hacia las montañas y muy cercana a pie de la entrada al parque arqueológico que era lo que más nos interesaba conocer. Fue una muy buena atención, muy cómodo y muy cálido. Así que decidimos pasar también allí la segunda noche. 

La primera noche conocimos el bar La casa de tarzán, un lugar con ambiente muy agradable y muy buena música. Pero esa noche el pueblo estaba de fiestas, así que la gente estaba en las calles y en el polideportivo... 

 Vista desde la habitación del hotel

Como siempre, viajar es una forma de conectarse/desconectarse; muchas veces no se sabe exactamente lo que se está buscando, y mucho menos se sabe lo que se va a encontrar. 

Una casa con vista a las montañas en donde es posible ver toda la oscuridad de un cielo que nos cubre a todos y no nos deja saber, cómo somos todos de distintos. Se ve desde allí el cielo que cubre a los otros, pero no se anuncia cuáles son sus rutas ni sus pasos. 

Un lugar rodeado de la magia ancestral que se deja entrever por el medio de sus calles, pero que sobre todo sale a la luz a través de las palabras de sus pobladores, de los propios y los ajenos, de los que han nacido allí y los que han querido ir a nacer. 

Y entonces llega el primer punto clave del camino... cada cuánto decide uno nacer y qué sitios escoge para hacerlo.  ¿Cuántas veces he nacido? 

Banda sonora 

Es la banda sonora del ahora, distinta al del entonces (y me acuerdo entonces de Cortázar y los tiempos del lector y el escritor). 



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