Ya los días no se acaban y parecen no empezar.
En medio de las gotas interminables de lluvia, se pasea un gato torpe, jugando con los hilos de una pequeña madeja. Cree que su destino cobra fuerza, buscando el punto de inicio, pero está en una sin salida.
Las gotas de lluvia no se acaban, porque está en una lluvia torrencial que aflora desde dentro. No se detendrá. La madeja no tiene punto de inicio, es fruto de su juego, y por eso, nace también de él.
Hay días que parecen viajes inconclusos: no hay nuevos paises, no hay nuevas imágenes, y los gatos ahogan su murmullo en medio de las madejas que no pueden desentrañar.
(Las flores. Cafetacuba)
